miércoles, 2 de enero de 2013

Los mejores lugares para comer de parado en Buenos Aires


No siempre comer de parado es una cuestión de tiempo. A veces, los mejores platos se sirven en la barra. 

Acá, te contamos dónde. 
Por Natalia Kiako by Conexión Brando

Fotos de Xavier Martín


Una milanga completa con fritas no sugiere lo mismo sobre el comensal que una ensaladita de verdes con Coca Light. Es cierto, lo que ponés en tu plato dice mucho de vos. Pero hay otros tips para el observador de identidades gastronómicas, y una pista clave es el modus operandi.  
Dime cómo comes y te diré quién eres. Están los que disfrutan comiendo el guiso directo de la olla, raspando lo quemadito del fondo con verdadera fruición. Están los que defienden el ritual de las costillitas con la mano, en un asado de machos o en una fiesta de quince. Y están quienes le encuentran más onda a la comida en la barra, acodados frente al mostrador, de dorapa.  
A veces, comemos de pie porque estamos apurados, porque no llegamos a la próxima reunión, porque andamos de paseo o porque queremos ahorrarnos el "cubierto". Pero otras, confesémoslo, es porque sí. Comer de parado no es siempre una necesidad del contexto: también puede ser un placer. Acá van cuatro opciones de esas, con garantía de satisfacción, para ponerse de pie. 
No siempre comer de parado es una cuestión de tiempo. A veces, los mejores platos se sirven en la barra. Acá, te contamos dónde.
La legendaria barra con forma de herradura en Café Paulín es más porteña que el tango.Típicamente microcentrista, tiene la virtud de convocar por igual a oficinistas ajetreados, motoqueros y secretarias ante una única barra en U, dentro de la cual atiende un equipo de mozos entrenados en el arte de deslizar los platos -que salen al segundo de haberlos ordenado- desde la punta de la barra hasta el punto exacto en donde vos estés sentado. 
Cómo lo hacen, tendrás que averiguarlo. Lo que más sale es el Americano ($25), un tostado completo, pero completo con ganas: jamón, queso, tomate y hasta huevo. Todos los que pasaron por Paulín alguna vez quedaron impresionados primero por su tamaño y por lo rico después. También rankea alto el de milanesa ($39), con jamón, queso y tomate en pan de cebolla tostado. Cuando veas dos platos rebosantes, no te engañes: se trata de un solo sándwich servido para dos, en un acto de conmiseración hacia las habilidades digestivas de los comensales. Si querés algo al plato, siempre contás con los especiales del día (en promedio, $30), que van desde pastel de papas, arroz amarillo o alguna tarta. Como ya adelantamos, una de las mayores atracciones de Paulín son sus mozos: Juan, Ale y Sergio son como de la familia para los habitués. Hasta tienen una página en Facebook donde las chicas suspiran y los muchachos aplauden la picada en igual medida. 
Sarmiento 635, San Nicolás, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Lunes a sábado de 6 a 21
Teléfono: 4325-2280. 

No siempre comer de parado es una cuestión de tiempo. A veces, los mejores platos se sirven en la barra. Acá, te contamos dónde.

Medio Oriente
Acaban de cumplir cuarenta años en la misma esquina de Palermo y tienen más estirpe patria que todas las banderas armenias juntas. Estamos hablando de laconfitería árabe Medio Oriente, una combinación perfecta de panadería de barrio, delicatessen árabe y copetín étnico al paso. Los hermanos Chorbadjian dirigen esta panadería que se mudó sin escalas desde Alepo, Siria, hace ya cuatro décadas. Defensores de su herencia, Arturo y Daniel insisten con orgullo: fue su tío el que trajo las empanadas árabes a Buenos Aires, son ellos los que continúan la tradición y si vas a la confitería es eso lo que tenés que probar. Están para elegir las de carne, abiertas y cerradas, y las de queso con verdeo.


La popularidad enorme de esta esquina, sin embargo, la ganaron como los shawarmasde Malabia". Los viernes, y muy especialmente los sábados, la gente invade esta panadería, hace cola y demanda rabiosamente su porción de carne jugosa, macerada y especiada envuelta en un excelente pan chato. Sobre el mostrador, un rollo de papel absorbente en lugar de servilletero lo dice todo sobre la tónica del asunto. En su versión picante o suave, el shawarma cuesta $24, pero su sabor no tiene precio. 

A un lado, dos enormes heladeras repletas ofrecen una variedad de opciones para llevar y cambiarte el almuerzo en casa para siempre. Las pastitas árabes pegan bien con todo: el clásico hummus, de garbanzos, viene solo o mezclado con aceitunas negras; el muhammara es una crema de morrones asados con nueces, maravilla fucsia sobre el pan; también hay babaganoush de berenjenas con ajo, yogur griego con oliva y byessar, un dip de habas. 

Acá no esperes mozos ni menús, bebidas ni cubiertos: es una panadería que nos hizo el favor a todos de sumar la barra y triplicar su producción a la hora del almuerzo, pero panadería al fin. Parte del ritual sabatino es la aglomeración de gente que ni se queda ni se va: parados en la vereda, en el umbral o junto a la caja, almuerzan así, un poco en suspenso, casi sin darse cuenta. 

Cabrera 4702, Palermo, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Lunes a viernes hasta las 20. Sábados hasta las 16
Teléfono: 4772-9541 

No siempre comer de parado es una cuestión de tiempo. A veces, los mejores platos se sirven en la barra. Acá, te contamos dónde.
Los Platitos
En Los Platitos, la barra de acero inoxidable es un clásico de clásicos, lo cual es un poco desconcertante mirando el enorme comedor repleto de mesas y sillas que viene detrás. Ojo: el salón para 500 personas también se llena, con oleadas de grupos familieros y ruidosos que van y vienen, entre fallidos piques de los pescadores en el río y barrileteadas infantiles por el arenero. Pero en esta parrilla, el cuadril sabe mejor entre dos panes y mirando la Costanera por la ventana, aislados de los tubos fluorescentes y la estética démodé que reina en el restaurante. El sándwich de cuadril ($40) de Los Platitos sale y sale, no para de salir; dicen por ahí que es el mejor de la ciudad. Tierno, bien asado y muy generoso, hay que ser audaz para completar el menú con algún budín de pan o un flan casero con dulce ($22). Acá no esperes vinos sofisticados ni ensaladitas gourmet: pedite mejor unas soberbias papas rejilla a la provenzal y un tinto con soda para estar a tono. Los que atienden son mozos de fuste, gente grande que sabe y anda con poca vuelta. Si no tenés ganas de cuadril, recomiendan incansablemente el pollo al ajillo (medio pollo para compartir, $90) como especialidad de la casa. 
El ambiente se quedó en el tiempo, ochentoso como él solo, salvo por un dato simpático: hay wi-fi. Otro buen detalle, aunque es muy familiero los fines de semana porque cuenta con juegos para niños, abren todos los mediodías hasta tarde. Ideal para trasnochadores. 
Puesto 57, Av. Rafael Obligado s/n, Belgrano, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Lunes a domingo de 11 a 16
Teléfono: 4781-1499 

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Los carritos de Chinatown
Para los fans del almuerzo de dorapa, visitar los puestitos del barrio chino es como una peregrinación a la Meca: hay que hacerlo por lo menos una vez al año. 


Todas las opciones anteriores tienen más gracia en vertical. Ahora, cuando llegás al barrio chino, no hay chance de comer una sola de estas maravillas exóticas desde una silla. Es una orden, un llamado de la fisiología: el cuerpo se niega a sentarse para almorzar al paso en el estilo porteño-chinatown.

Las curiosidades de estos puestitos se multiplican, proliferan, se confunden entre sí. Son como premios en la maquinita de Sacoa esperando que los rescaten con el gancho. Todo o casi todo sale de carne, de cerdo, de mariscos, o un misterioso "mixto" y, como si fuera poco, también vegetariano. Todo o casi todo viene en pinchos o se puede tomar con la mano, y se acompaña de extrañas pero irresistibles salsitas: la agridulce casi fluorescente, la teriyaki, la picante y la tipo barbacoa.

Los puestitos del barrio chino tienen más o menos lo mismo y cumplen con los mismos precios como si estuvieran sindicalizados. Pero te pasamos la posta: elegí lo tuyo en La Esquina, de comida taiwanesa. Ahí tienen lo más rico, lo más fresco y es donde mejor te tratan, dato no menor en este rubro. El pollo frito está bien frito, es crocante y recién hecho. Los mariscos son frescos.

Elegite un tempura de pescado, verdura o langostinos (todos a $15); van bien con salsa agridulce o picante, o un poquito de soja para los más light. También hay rolls de sushi (entre $16 y $25), para ir comiendo cual cucurucho posmoderno, con resultados muy decentes considerando que salen de un misterioso reducto tipo kiosco. El baozu es un pan tierno y esponjoso, relleno generalmente de carne de cerdo picada, verdeo y otras verduras, cocido primero al vapor y luego a la plancha para que la textura sea irresistible (lo podés encontrar en los puestitos sobre Arribeños y sobre Mendoza, pero también en los carritos de las veredas, delante de los supermercados, con las famosas salsitas para remojarlos). De beber, hay té para elegir: rojo, verde, con jazmín, de maracuyá o de calabaza y hasta una rareza que es a la vez un clásico oriental, el té rojo con tapioca y coffee mate (todos a $12). ¿De postre? Un ya célebre heladito Melona ($9), el de banana es genial. Pero si estás aventurero de verdad, hay otras marcas orientales que tenés que probar. El helado de aduki (¡sí, de porotos!) es un obligado para paladares valientes.

Los sábados y domingos, las cuadras centrales del barrio chino se hacen peatonales desde las 11. Attenti, que los puestitos cierran los lunes y los carritos sólo circulan los fines de semana. El resto de los días, el horario habitual de los locales es de 10 a 20.30. Cabe aclarar que en la zona hay muchos restaurantes con platos chinos, japoneses, taiwaneses, coreanos y vietnamitas. Todos ellos, además, muy buenos en lo suyo. Pero habiendo puestitos, carritos y kioscos como los que estamos recorriendo, a veces lo mejor es seguir de pie, hacerle frente a la gira gastronómica y terminar bien parado. 

La Esquina, Mendoza 1708, Belgrano, Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Lunes a domingo de 12 a 21.30
Teléfono: 4706-0562. 

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